Hoy voy a contarte una breve conversación mágica de esas que enternecen y que, dentro de esa ternura, nos hace revolvernos. Son palabras que nos enseñan la simplicidad que hemos perdido buscando lo complicado. Menos mal que siempre hay alguien especial que nos reconduce.
Esta en concreto se produjo en una pequeña escuela de arte y creatividad llamada Casiopea, sí, como la tortuga que guiaba a Momo. La tuvieron la profesora Nuria y su alumno Marcos, un niño con autismo, que en aquel momento tenía siete años.
—Marcos, ¡qué bien hueles! Hoy te has puesto colonia de hombre.
—Sí, me la puse hoy también en el cole, pero nadie me dijo nada. ¿Sabes por qué tú la hueles?
—¿Por qué, Marcos?
—Porque estás a mi lado.
Me gusta!! Estar a tu lado es