En 1865 se publicó ‘Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas’, primera novela de Lewis Carroll. El libro tuvo mucho éxito en poco tiempo. No fue casual, tras él había tesón y años de trabajo.
En julio de 1862, durante un aburrido paseo en barco por el Támesis, las hermanas Lorina C., Alice y Edith Liddell pidieron al profesor Charles L. Dodgson, conocido por el pseudónimo de Lewis Carroll, que les contara un cuento. Él improvisó las aventuras que una niña llamada Alice vivía en un mundo extraordinario al que entró por una madriguera de conejo.
Las tres hermanas quedaron encantadas, pero sobre todo Alice insistió en que lo escribiera. Según el mismo Lewis Carroll, pasó esa noche en vela recordando y recopilando las historias que había narrado por la tarde a las niñas.
Todavía tardó cuatro meses en comenzar a escribirla a mano con mucho mimo, labor que finalizó en febrero de 1863. Esta versión contiene chistes familiares y referencias privadas que fueron eliminadas en la que después se haría mundialmente famosa.
Después, él mismo dibujó las ilustraciones, treinta y siete en total, algunas a página completa.
No busquéis entre ellas al gato de Cheshire, al igual que otros personajes y pasajes, fue creado para ‘Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas’.
En septiembre de 1864 acabó la obra, que tituló ‘Las aventuras subterráneas de Alicia’. En la última página pegó un retrato fotográfico de Alice Liddell.
La niña recibió el librito como regalo de Navidad en noviembre de ese mismo año. No sólo era el «borrador» de un clásico de la literatura universal, gracias a su minucioso trabajo, Lewis Carroll lo había convertido en un objeto histórico en sí mismo.
Pero, ¿qué pasó con ese manuscrito de ‘Las aventuras subterráneas de Alicia’? ¿Lo conservó Alice Liddell? ¿Hasta cuándo? En la tercera entrega seguiremos su periplo a través del tiempo.
Por si te lo perdiste: Las aventuras subterráneas de Alicia (I)
Y por si quieres saber mas: Las aventuras subterráneas de Alicia (III)