En este artículo me gustaría compartir mis sensaciones durante la lectura de La evolución de Calpurnia Tate.
Resumen
Calpurnia Tate es una niña de once años, casi doce, que nos cuenta ese espacio de su vida que discurrió entre finales del siglo diecinueve y principios del veinte. Es el momento en el que descubre la ciencia gracias a su abuelo. El mismo en el que sus padres tratan de convertirla en una joven casadera e instruirla en las «labores propias de una chica».
De la mano de su abuelo, aprenderá a observar el mundo natural y no solo a pensar en ello, también a ver con los propios ojos, a idear experimentos y hacer comprobaciones hasta legar a una conclusión.
Descubre que está interesada en la ciencia y en la cultura. También que en el mundo hay otras muchas posibilidades además de encargarse de una familia y de una casa, como ir la universidad o trabajar para tener su propio dinero sin depender de un hombre.
Estructura de la novela
La novela está estructurada de manera que al leerla, cada capítulo se convierte en una de las imágenes de un estereoscopio como el que regalan a la protagonista. Todos los capítulos comienzan con una cita de El origen de las especies, de Charles Darwin. Al leer la cita, accionas el mecanismo y, tras un momento a oscuras, aparece ante ti un lapso de su historia.
Acabas el capítulo y vuelves a quedar a oscuras hasta que se muestra la siguiente escena introducida por una nueva cita.
Tal vez esta sensación no solo me la haya provocado el texto en si, puede que la portada, con su fondo luminoso y el troquel negro lleno de detalles me haya predispuesto.
(También es verdad que yo me imagino un estereoscopio automático, de esos en los que las diapositivas estaban dispuestas en una rueda.)
¿Quién no se identifica con Calpurnia Virginia Tate?
La protagonista es la única niña en una casa en la que convive con seis hermanos. A lo largo de la historia se da cuenta de que no tiene las mismas posibilidades que los chicos ni tendrá las mismas oportunidades. De hecho, cuanto más aprende, más crece su curiosidad y de manera directamente proporcional, su angustia.
Su lucha porque le permitan alimentar su intelecto es inspiradora, pero a la vez resulta cercana y simpática. La sociedad en la que vive se da valor (en una mujer) a las cosas que a ella no le interesan y además se le dan mal; costura, cocina, sacrificio…
¿Quién no se ha sentido atrapado? Tal vez por machismo, tal vez por incomprensión del entorno u otro motivo. Pero Callie Vee persiste en su empeño y tiene un cómplice y mentor: su abuelo.
El capitán Tate
El abuelo de Calpurnia es quien la introduce en el mundo de la ciencia, pero no lo hace con condescendencia, lo hace porque la niña supera «la prueba» que él le propone al principio. Ella le pregunta la diferencia entre dos tipos de saltamontes y él insta a que lo descubra por sí misma.
A partir de ahí, la relación crece y está llena de matices, como todos los personajes y la historia. El abuelo le da su lugar en sus investigaciones, no la trata como si fuera una niña, es su socia.
A mí personalmente, este personaje me ha recordado a alguien que hace un par de años desapareció de mi vida, y por desgracia de la suya, y que me transmitía la misma ilusión que él a su nieta. No he podido evitar verlo entre las páginas de esta novela, así que tal vez mi criterio no sea objetivo (tampoco lo pretendo).
Otros personajes
Como ya he comentado, los personajes de La evolución de Calpurnia Tate están llenos de detalles. La madre, por ejemplo, que sería la antagonista, siempre tratando de convertirla en lo que se espera que sea, también tiene sus propios problemas, por eso bebe su tónico (un pelotazo para sobrellevar la vida que le ha tocado, vaya).
Todos hacen cosas buenas y también se equivocan, pero en ningún momento he tenido la sensación de que fueran juzgados.
Las lecturas de Callie Vee
El abuelo no solo enseña a Calpurnia a pensar científicamente, además le ofrece literatura.
El primer libro que le da es El origen de las especies, de Charles Darwin, un libro que ella no encuentra en la biblioteca y que resulta estar en su misma casa. El libro le resulta difícil, pero durante toda la novela, comenta que, aunque despacio, persevera.
Mientras tanto, el abuelo pone en sus manos otras obras como Flora y fauna fascinantes de las Antípodas, pero también La isla del tesoro, de Stevenson o Grandes esperanzas, de Dickens. Siempre para reconfortarla en momentos que para ella son difíciles. Más bien para que se reconforte a sí misma, porque lo que hace esta figura durante toda la historia es darle herramientas para que sea autosuficiente, tanto a nivel científico como personal.
La autora y su novela
Esta fue la primera novela de Jacqueline Kelly, que ha envuelto la obra con una agradable sensibilidad.
Me gusta que dé pinceladas de las costumbres de finales del siglo XIX en Tejas sin hacer un tratado sobre la época. Te sitúa, ofrece curiosidades como que una naranja era un regalo, pero no abarrota las páginas con pormenores para demostrar lo mucho que sabe. Lo hace en favor de la historia, no de su ego.
La verdad es que no me apetece entrar en nada negativo, la novela me ha dejado un buen sabor de boca.
Y para acabar, el principio:
En 1899 ya habíamos aprendido a dominar la oscuridad, pero no el calor de Texas. Nos levantábamos de noche, horas antes de amanecer, cuando apenas había una mancha añil en el cielo oriental y el resto del horizonte seguía negro como el carbón.
La evolución de Calpurnia Tate, de Jacqueline Kelly
Calpurnia Tate, tengo ganas de leerte. Gracias Patricia por tus interesantes pinceladas a esta historia.
¡Muchas gracias! Me alegra que te haya gustado.